CORONAVIRUS Y TOC – NO CABÍAMOS EN CASA Y PARIÓ LA…

En estas últimas semanas solo se oye hablar de una cosa, el COVIT19, más bien conocido como el Coronavirus. Ese bichito microscópico que empezó a circular a sus anchas en un mercado chino, un mercado de esos donde tanto yuyo da ver esas jaulas repletas de candidatos involuntarios del “todo lo que vuela a la cazuela”. ¡Hay que tener valor!

El bichito es pequeño pero matón, con un pedazo de “capacidad de convocatoria”, es decir, de saltar de victima en victima como Pedro por su casa o como perro por su pulga. Si para una persona “sana”, la llamada población “no-clínica”, la psicosis es inaguantable, para los que padecemos este puñetero desorden, en adelante, los pringaos, es la muerte figurada.

¿Me estoy lavando las manos lo suficiente? (si cabe) ¿Me he tocado la cara sin querer? ¿Qué he tocado en él autobús? – ¿Me habré infectado y no tengo síntomas todavía? Las secuencias de preguntas mentales no paran. ¿Y si le he transmitido el virus sin querer a una persona mayor? – Tendré que ponerme una mascarilla cuando vaya a visitar a mis padres, vaya a ser que…

Y es que el virus ofrece todos los ingredientes más delicados para un TOC, el miedo, la contaminación, la hipocondría, el sentirse responsable del bienestar de otros, las rumiaciones mentales, el orden y la perfección.

Nosotros los pringaos que vivimos con TOC estamos acostumbrados a vivir con ansiedad, una ansiedad que a veces desborda. Los afortunados que respondemos a terapia o auto terapia, como es mi caso, sabemos distinguir entre esos pensamientos involuntarios e intrusivos, casi siempre absurdos para una persona “normal”, de aquellos que conllevan un componente legítimo, pero al mismo tiempo nos seguimos preguntando ¿Y si…? Pero, eso sí, manejablemente.

Pero el bichito chino lo ha puesto todo patas arriba, nos ha descolado y a los pringaos nos ha metido en fuera de juego en una distancia como de aquí a Pekín, nunca mejor dicho, si, y aquí no hay VAR que nos saque las castañas del fuego.

 Con esta pandemia muchos de esos intrusos que normalmente descarto, con esfuerzo, pero descarto, para evitar la absurda compulsión que tanta vergüenza nos hace pasar, ahora con la plaga que tenemos encima y por cualquier razón de la naturaleza, o, mejor dicho, de algún medio agitado y también asustado neurotransmisor, les doy, volviendo a las andadas de antaño, una consideración racional que cuesta trabajo quitar de encima. Es lo que hay…

Lo gracioso es que un “no-clínico” también tiene intrusos. Mirar… A todo el mundo se les cuela este tipo de pensamientos, que pueden ser violentos, sexuales, blasfemos, todo lo peorcito, pero, y aquí está la diferencia, ellos racionalmente los descarta. Un pringado, un TOC, le mete tal carga de energía negativa que oculta cualquier intento por la parte racional del cerebro de poner orden en el radical lado reflexivo y reaccionario que es la parte evolutivamente llamada “primitiva” y de donde salen las iniciativas más básicas para sobrevivir, opciones de poner en práctica por nuestros antepasados de las cavernas para mantener a raya, por ejemplo, a un animal salvaje o un “ultra” de la tribu de enfrente, que no sé quién sería más animal, como algunos que van (iban) al fútbol hoy día. Los evolutivamente limitados. El famoso “luchar o huir” como opciones ante el peligro.

Muchos piensan TOC y se imaginan a un pobre diablo lavándose las manos sin parar hasta que aparece un sello de esos de tinta que te plantaban para entrar en las discotecas en los 90, Estudio 54 – Verano del 91… ¡Vaya – Que recuerdos aquellos! Hay que reconocer que esta técnica del fregoteo puede ayudar hoy por hoy pero no es tan fácil.

Un pringado TOC puede sufrir un abanico de desórdenes comórbidos que están firmemente anclados en el espectro del “Grupo TOC y enfermedades asociadas”. Uno de ellos, que no he listado antes, es el Acaparamiento, esos individuos que no tiran nada a la basura porque piensan que puede ser útil en un futuro o van por las calles recogiendo cosas, que para ellos también puede ser de valor un día. A un nivel radical, se han conocido casos de personas viviendo en medio metro cuadrado mientras la casa estaba almacenada hasta el techo. Bueno, esto viene a cuento aquí si nos detenemos en observar las reacciones de ciertas personas, la mayoría “no-clínica” haciendo cola en un supermercado para abastecerse de productos “por si las moscas”. Esto nos da una idea de cómo, funciona una mente TOC, constantemente en estado de alerta.

Todo lo que acabo de decir nos lleva a comprender mejor que para uno de nosotros, el estallido de una pandemia como la que estamos viviendo, suele exponencial nuestro estress, o, mejor dicho, las obsesiones, esas que inevitablemente disparan las compulsiones y nos complica la vida con rituales que solo nos hace perder tiempo y energía o llevarnos al aislamiento.

Y no solo las personas con TOC sino también a aquellos atrapados en el famoso abanico comórbido. Estos tipos de repentinos estallidos son muy peligrosos para los que estamos dentro de ese espectro de patologías. El círculo es vicioso, mientras trabajamos para proteger a nuestra familia y a menor medida a uno mismo, entramos en modo pánico en reacción a las amenazas que nos ofrece nuestros pensamientos intrusivos y que al mismo tiempo nos nubla nuestra capacidad de tenazmente afrontar los desafíos que nos echa encima a diario el desorden.

¿Seremos capaces de evitar un posible contagio sin entrar en un espiral de descontrol?

Lo primero que te recomiendo hermanos y hermanas sufridores es que trates de evitar por todos los medios investigar por tu cuenta como es el funcionamiento del virus. Y vosotros diréis, este aquí recomendando la abstención informativa cuando no para de escribir sobre ello… El conocimiento nos hace libre, ya lo sabemos, pero es también mucho más probable que tu frágil sensibilidad al peligro te lleve al pánico. Los bulos en las redes sociales no ayudan tampoco. La información mediática es tanta que es fácil abrumarse.

Los expertos dicen que la mejor forma de evitar una reacción de pánico ante cualquier noticia puntual que nos parezca especialmente amenazante es que el consumo de información solo sea una vez al día. Ahora es el momento de los sensacionalistas por desgracia, muchos por propio interés otros porque simplemente son imbéciles que lo único que hacen con su imbecilidad es causar más daño aún. Los mensajes de las redes sociales están bajo nuestro control, se pueden bloquear, pero debido al estado de pánico en el que estamos, evitar recibir noticias, algunas innecesariamente apocalípticas, es prácticamente imposible.

Pero vamos a terreno más practico en tu día a día, habrás oído decir muchas veces que uno de los antídotos más importantes para la prevención del coronavirus es el regular lavado de manos. Esto está visto y comprobado, pero aviso para pringados y pringadas, no caigas en la trampa de hacerle caso a personajes como Boris Johnson, primer ministro británico, que dice que el tiempo que tiene que durar el fregoteo tiene que ser lo que dure dos veces el “cumpleaños feliz”, bueno, el amigo Boris también ha sugerido, apoyado por dos científicos, que la mejor manera de acabar con el virus dejar que todo el mundo se contagie para que así nos auto inmunicemos.

Fijaros, lavarse las manos por más de veinte segundos es alejarse del territorio de prevención del virus y meternos de un tirón en el de la compulsión. Ya se sabe que mucho de algo crea el efecto contrario. Si te lavas las manos tanto que ya están rojas e irritadas es que te estás lavando las manos tanto. Dicen los expertos que la creencia popular es que lavarse es evitar que la infección se cuele por la piel. Nada más alejado de la realidad, lo que haces lavándote es quitarte las patógenas de las manos para pasártelas a otros puntos de entrada como la nariz, la boca y los ojos. Es más, si de tanto lavar tus manos sangran o están en carne viva, ya has creado otro potencial punto de entrada. Para las personas vulnerables en el seno de la familia que son personas mayores y personas con otras patologías, se debe asegurar la limpieza con algunos productos adecuados de todas aquellas superficies de toque frecuente, pomos, interruptores, mangos de utensilios, etc…  Solo basta una vez al día y el proceso solo puede durar unos minutos. El mensaje aquí es claro, lavarse las manos ayuda, claro que ayuda, pero pasarse no.

Un pringado TOC es mucho más sensible a la auto cuarentena que una persona “no-clínica” y puede aumentar nuestros niveles de ansiedad y/o depresión. Una actividad que ayuda y nos da autoestima es mantenerse relativamente en forma. Igual de importante es dormir bien y comer de forma equilibrada. Hay muchos canales en los medios que puedes seguir para mantenernos activos, tanto física como mentalmente, mala idea de estar todo el día sentado en el sofá delante de la tele viendo programas inútiles. Mucho mejor tener el corazón acelerado por actividad que por ansiedad.

Si tienes momentos abrumados, tienes que saber distinguir entre lo que es una razonable preocupación legítima o medida de seguridad a una sobre reacción de pánico y angustia. Una de las pocas ventajas que tenemos los TOC es que, se puede decir, muchos tenemos más capacidad de sufrimiento que otras personas sin el desorden, debido principalmente a que estamos casi constantemente angustiados y hemos aprendido a vivir con estas punzadas intrusivas.

La distancia social es cada vez más visible, se nota en la calle, pronto estaremos trabajando desde casa (los que puedan) o cuidando niños que no pueden ir a la escuela, preocupados por nuestros mayores y esas personas de nuestro entorno especialmente vulnerables. La vida nos ha cambiado, posiblemente como nunca lo hizo antes y probablemente nunca más lo haga. Gracias a Dios hoy día podemos ser casi autosuficientes desde casa, tenemos medios para abarcar muchas áreas, trabajo, entretenimiento, la capacidad de consultas con profesionales o colegas telemáticamente, hacer operaciones financieras o comerciales, comprar, etc. Si, debido a las aglomeraciones, no nos fallan los servicios sanitarios y la distribución de productos, sería entonces un tedioso asunto de aguantar la tormenta hasta que escampe y siempre con mucho cuidado y responsabilidad.

Un problema que tenemos algunos TOC, y esto no tiene nada que ver con el coronavirus, es la poca comprensión del desorden que hay en algunos segmentos de la sociedad, nos ayuda mucho poder quitarnos pesos de encima con simplemente hablar y que te comprendan, un hombro donde llorar, pero esto no es posible en algunos casos, es obvio que no vamos publicando nuestro problema a todo el mundo, las enfermedades mentales se siguen considerando terreno a evitar pero con aquellos más cercanos lo veremos que muchos se pone a la defensiva en el mejor de los casos y agresiva en el peor. Si estás encerrado con personas que no te van a ayudar, se vuelve todo muy cuesta arriba. Mi recomendación es que te mantengas activo, tú no puedes cambiar a otros, pero si a ti mismo. No provoques una necesidad de ser comprendido, sería bonito, pero no puede ser. Alíviate estudiando más sobre el desorden y haz otras actividades fructíferas o de ocio, el conocimiento te libera. Lo sé por experiencia.

Y piensa que todo esto desaparecerá en su día, pero, eso sí, tu TOC se queda contigo, sigues pringado. Pero no te preocupes, porque hay esperanza. Si sabes lo que es el TOC, sabes cómo controlarlo. Cuesta mucho porque la terapia o auto terapia te involucra hacer o enfrentarte a situaciones poco naturales para ti. Si aguantas sin hacer la compulsión, verás como en un espacio muy corto de tiempo tu ansiedad va desapareciendo, lo mejor de todo, desaparece de forma natural y no artificialmente como resultado de una compulsión. Si te alivias a base de compulsiones como resultado de esas obsesiones, también verás qué sin querer las refuerzas, simplemente porque les ha dado credibilidad, estás en terreno del pan para hoy y hambre para mañana, porque el circulo es vicioso.

JOHN BULL

Juan Toro es la misma personificación, ficticiamente hablando, del Reino Unido, pero sobre todo de Inglaterra. Juan es el típico inglés y no necesariamente de clase alta, pero si es hermano mayor del Tío Sam. Ambos, representan lo en serio que se toman los anglosajones su gran patriotismo.  

El personaje fue creado por el matemático escocés, John Arbuthnot para su obra de 1712, The story of John Bull, El salto a la fama, sin embargo, se produjo gracias a los dibujos de Sir John Tenniel para la revista Punch durante la última mitad del Siglo XIX. 

En esos dibujos la impresión que se quiere dar es de un hombre honesto, solido, terrateniente rural, casi siembre con su chaleco de la Union Jack, consumidor de ale, la cerveza británica por excelencia y muchas veces acompañado de su mascota, un bulldog que como su ficticio dueño también se ha convertido en la personificación de la nación 

En su día Juan apareció en numerosas obras de teatro, libros, artículos periodísticos, así como marcas registradas y comerciales, su versión más practica y eficaz fue, al más estilo Tío Sam, el llamamiento a filas de tropas para las diferentes contiendas donde participaba el Reino Unido. Un dibujo de la época nos muestra a Juan del brazo de Marianne, la John Bull francesa, los dos dándole la espalda al Kaiser justo después la firma del L’Entente Cordiale entre los dos países, dejando fuera a Alemania. 

In places like today’s Spain, the figure of John Bull would be seen as that of a stale but cocky fascist. 

En sitios como en la España de hoy, la figura de John Bull y todo lo que representa se vería como la de un rancio y petulante fascista

REEDIRIGIDO DE MI BLOG, MR. FÚTBOL

PENSAMIENTOS INTRUSOS… IGNÓRALOS

La mejor forma de definir “pensamientos intrusos o intrusivos” sería que son inoportunos, molestos, poco gratos y desagradables. Yo añadiría que en algunos casos terroríficos y debilitantes. Estos pensamientos son ideas, preguntas o imágenes que nos saltan a la mente involuntaria y automáticamente y que para una persona TOC, fácilmente nos puede llevar a la obsesión y de ahí a la casi inevitable compulsión. Los pensamientos intrusos es característica especial de una rama del Trastorno Obsesivo Compulsivo que se llama “Puro O”, o Puro Obsesivo. En esta “especialidad” al sufridor le salta de repente a la mente una de esas ideas, preguntas o imágenes. Esto en el mundo médico se llama en inglés un “spike”, y que yo llamo un “pinchazos mentales”. Hasta ahí bien, pero vamos a ver cómo reaccionan unos y otros.

La población “no clínica”, es decir aquellos que tienen la suerte de no padecer de TOC, reaccionan instintivamente de una forma neutral sin darle la importancia que a lo que el desorden busca, dejándolos simplemente en insignificantes o como “cosas que pasan”, que son parte fundamental del funcionamiento de la mente humana, y solo es como una absurda barbaridad que no tiene nada que ver con los valores reales de la persona. Y es que pensamientos intrusivos los tienen todo el mundo, sean “clínicos” o no.

Sin embargo, el “Puro O”, y dado el mismo “pinchazo” reacciona bajo una profunda alarma y ansiedad que le lleva a la obsesión. Aquí la urgencia para liberarse de la “maldición” es lo más importante en ese momento para esa persona. Un individuo con TOC “Clásico” respondería con compulsiones abiertas, es decir, la descontaminación (aseo), la comprobación (seguridad) el orden (la simetría). El Puro O no hace compulsiones físicas sino mentales y en forma de rumiaciones en un intento de encontrar esa “ocurrencia mágica” que desbloqueo de la “maldición” y de paso cimentar una barrera mental de protección que ayude a filtrar futuros “pinchazos”. Wishful thinking.

Pero, desgraciadamente, no todo es tan simple en el mundo del TOC, y como los sufridores “clásicos”, ese Puro O se las arreglas para buscarles los “tres pies al gato” e involuntariamente encontrar esa grieta en la armadura de la barrera que desmonte el proceso de alivio y liberación. Siguen dándoles vueltas a la rueda de “hámster” hasta aparece el alivio natural que da el paso del tiempo, el cansancio mental y lo mejor de todo, tener la suerte de encontrar una actividad o problema de verdad que desvíe nuestras mentes de la obsesión.

Yo no soy médico ni nada que se le parezca y sólo hablo por experiencia. Así que aquí no voy a entrar en analizar posibles tratamientos, que, por otra parte, los hay y muy efectivos hoy día.

Como el título de mi blog dice… Deja de bailar con la Bestia porque el TOC se cura.

Melilla (España) 15 de junio de 2020.

 

CAJA DE CAMBIOS MANUAL

A estas alturas, el mundo médico está de acuerdo que las personas que sufren con el Trastorno Obsesivo Compulsivo poseen un desequilibrio químico en sus mentes, un mal funcionamiento de los neurotransmisores cuando disparan serotonina para lanzar mensajes de la parte primitiva del cerebro (la que nos avisa de peligros) a la parte racional (la que pone todo en orden).

Es conocido el argumento del Dr. Jeffrey Schwartz cuando compara en su libro “los Cuatro Pasos” (Brain Lock) la transmisión de mensajes en la mente humana como una caja de cambios automática en un vehículo, pasamos de pensamiento en pensamiento sin apenas darnos cuenta.

Sin embargo, la mente TOC no tiene esta facilidad, mientras que es posible pasar relativamente suave de un pensamiento a otro, hay que hacerlo manualmente y con mucho más trabajo y esfuerzo.

Lo que pasa es que esa mal función a la hora de trasmitir ideas de una parte del cerebro a otra, nos hace que nuestras mentes TOC queden bloqueadas, dándole a los mensajes de aviso y pánico que manda la parte primitiva del cerebro más credibilidad que el orden que intenta imponer la parte racional. Para evitar el paso de la información sin incidencia y de un lado a otro, hay que cambiar la marcha manualmente.

Los Cuatro Pasos son, exactamente eso, aprender a cambiar manualmente, pero hacerlo solos en casa, sin un profesional a nuestros lados, hasta llegar a esa deseada fase de habituación. ES POSIBLE, adaptar nuestras mentes TOC a esta terapia, aunque, como toda terapia, y, por extensión, como casi todo en la vida, nadie te regala nada, hace falta mucho esfuerzo, mucha disciplina y mucho sufrimiento, nada sale gratis, pero vale la pena porque FUNCIONA.

LOS CUATRO PASOS

En su versión original el libro, que se publicó en 1997, se llama “Brain Lock”, difícil de traducir, algo así como mente cerrada pero perfectamente se podía llamar “Brain Block” o mente bloqueada. El título oficial de la obra es: “Brain Lock: Free yourself from Obsesive Compulsive Disorder” abstractamente: “Mente Bloqueada: Libérate tú mismo del Trastorno Obsesivo Compulsivo” y es que se trata de un plan de tratamiento que lleva a cabo uno mismo sin necesidad de un profesional.

Uno de los factores más importante que personalmente pienso ofrece el Dr. Schwartz, es, el conocimiento sobre el trastorno y cómo afrontarlo con nuevas armas a nuestra disposición.

La línea de argumentación básica es que el TOC es el resultado de un desequilibrio bio-químico, en nuestros cerebros que uno puede auto tratar siguiendo cuatro pasos a seguir:

  1. REETIQUETAR: Esas obsesiones y compulsiones como Trastorno Obsesivo Compulsivo y no como pensamientos reales.

  2. REATRIBUIR: A una mal función llamado Trastorno Obsesivo Compulsivo.

  3. REENFOCAR: En una actividad saludable y productiva por al menos quince minutos.

  4. REVALORAR: Toda esas obsesiones y compulsiones como que no tienen un verdadero sentido en nuestras vidas.

HARDWARE Y SOFTWARE

Hemos visto que el problema que tienen los sufridores de TOC es que “gracias” a ese desequilibrio en serotonina y las dificultades en transmitir mensajes de la parte primitiva de la mente a la parte “razonable”, la “escopeta de feria”, es el causante principal de las obsesiones y las compulsiones que a veces les siguen.

Afortunadamente, uno de los profesionales que han investigado más este bloqueo mental en TOC es el Dr. Jeffrey Schwartz y sus “Cuatro Pasos” en original el aptamente llamado “Brain Lock”

El mensaje del Dr. Schwartz es excepcionalmente positivo para esas personas que llevan años luchando contra esta lacra. Sólo te dice… Mira, no estás loco, no tienes una de esas clásicas enfermedades mentales asociadas a la tradicional “locura”. Tienes una especie de corto circuito en tu cerebro causado porque los mensajes que manda tu hardware no llegan bien a tu software (la expresión es mía) y yo te voy a ayudar con mis cuatro pasos a amoldar ese desequilibrio y si hace falta vas a conseguir que esos mensajes lleguen a su destino cambiando de marcha manualmente, y, tanto vas a cambiar de marcha manualmente que tu mente se va a acoplar a hacerlo automáticamente como es debido.

La parte evolutivamente primitiva del cerebro (la bruta) es pequeña y parece una almendra. A mí me gusta llamarla el “hardware”. El “software” es el sistema operativo, la parte frontal o razonable del cerebro. Lo que dice el Dr. Schwartz es que hay que introducir (adaptar) ciertas aplicaciones para que detecte y desarme los mensajes defectuosos que manda el hardware. Esas aplicaciones son sus cuatro pasos.

ESCAPE Y LIBERACIÓN (LAS COMPULSIONES)

Y la palabra liberación la pongo entre comillas, como veremos en adelante. Hemos quedado que, debido a la mala comunicación entre las dos partes del cerebro, gracias a esa falta de serotonina, quedamos atrapados en un ciclo repetitivo de donde no somos capaces de salir.

Aquí es donde salen al escenario las compulsiones, que pueden ser abiertas o mentales. Se hacen para aliviar las atemorizantes imágenes que dan constantemente vueltas por nuestras cabezas y no se van. El individuo con TOC es perfectamente consiente por experiencia que estas compulsiones son totalmente inefectivas, pero, el ansia es sofocante y arrollador. Hacemos la compulsión para buscar la paz que suele ser temporal pero que la deseamos con todas las ganas. Sin embargo, inconscientemente le estamos enviando un mensaje al mecanismo de nuestra mente que ahora asocia la compulsión con el sofoque de un determinado “peligro”: La “liberación” nos llega a corto plazo y el bienestar es tremendo, pero… gracias a esta asociación que ha hecho la mente, la percepción del “peligro” se refuerza a medio-largo plazo. Caemos otra vez en la misma trampa. El ciclo continúa…

UNA ESCOPETA DE FERIA

Afortunadamente hoy día ya sabemos que es lo que provoca esta situación, ya no nos tachan de locos de atar (literalmente) como antaño. Nuestras mentes TOC tienen problemas de comunicación entre la parte más profunda e irracional (la mente evolutivamente primitiva – la responsable de detectar situaciones de riesgo abstractamente – la que salvaba a nuestros ancestros primitivos de las garras del dinosaurio) y la parte frontal que evolucionó como la parte racional, la que (se supone) aplica sentido común y lógica a las situaciones.

Estas dos partes de nuestros cerebros se comunican entre sí con una substancia que se llama serotonina, técnicamente se llama un neurotransmisor. En teoría cunado nuestras mentes primitivas detectan (abstractamente) un riesgo, la imagen se transmite a la parte lógica a través de esa serotonina para que sea desglosada, organizada y puesta en su sitio. En España cunado algo falla mucho se dice “que falla más que una escopeta de feria” pues, nunca mejor dicho, la serotonina TOC es insuficiente y poco atinada, como las balas de esa escopeta donde los tiros suelen salir por la culata. Aquí los mensajes “primitivos” no suelen llegar en buenas condiciones a los compañeros razonables para que los desmenucen.  El resultado… que no salimos de la ruedecilla del hámster por esa incapacidad para cambiar de marcha

LA RUEDECILLA DEL HAMPSTER (II)

UNA CAJA DE CAMBIOS DEFECTUOSA (LAS OBSESIONES)

Cuando tienes TOC, la mente funciona como una caja de cambios con una sola marcha, quiero decir, no podemos saltar de una velocidad a otra con suma facilidad, nos quedamos atrapados en un ciclo negativo que se repite una y otra vez sin la capacidad de saltar de un pensamiento a otro (obsesiones) queremos parar, pero por mucho empeño que le pongamos, simplemente no podemos. Hacemos la compulsión pensando que es nuestra única válvula de escape. Detestamos hacer estas compulsiones, después de todo sabemos que no tienen sentido, somo consientes que no somos nosotros, que es nuestro TOC. Pero nuestras mentes TOC están bloqueadas, no se mueven a un ritmo normal.

LA RUEDECILLA DEL HAMPSTER

UNA MOCHILA LLENA DE PIEDRAS

En esta serie de posts, intentaré explicar muy simplemente lo que significa tener TOC, para que aquellas personas que, afortunadamente para ellos, no padecen de esta mochila llena de piedras con la que cargamos los sufridores. Tener la comprensión, el apoyo y el cariño de nuestros familiares, amigos y compañeros es fundamental para no vernos como apestados, con la humillación, vergüenza y tristeza que ello conlleva.

¿Y SÍ?

Estas dos palabras, cuando las juntas en condicionante tienen la importancia que tienen para el mundo real. Si tienes la mala fortuna, la desgracia, de padecer Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) este condicionante significa un potencial peligro en cada situación, y en cada momento.

Para los que tienen esa bendición, la mayoría felizmente, de estar liberado de esta loza, es difícil entender, como esta rutinaria pregunta pueda tener ese devastador resultado para algunos.

Imaginaros, preguntarnos ¿Y sí? Y que este ¿Y sí? Esté flotando en nuestras mentes, cada segundo, cada minuto, cada hora, cada, cada, cada… La mente y el corazón se alían para destruirnos con la incertidumbre, la ansiedad, el miedo, el dolor.

La vida es un Everest imposible de escalar, incluso nuestros momentos preciados simplemente se arruinan, se te viene todo abajo, suplicas… ¿Por qué yo? Depresión, pena, hasta pensar y sentirnos que vivimos permanentemente en el corredor de la muerte.