Habituación

Hemos visto que los ejercicios que se llevan a cabo con la Exposición y Prevención de Respuesta o de Ritualización, son muy efectivos a la hora tratar el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Se dice que alrededor del 85% de los sufridores, han experimentado cierta mejora utilizando esta técnica.

Esta técnica, está basada en el concepto de “Habituación” ¿Y qué quiere decir eso de la Habituación? – Por naturaleza los humanos tenemos una tendencia a acostumbrarnos a lo malo, En este sentido, te dices a ti mismo… “Acostúmbrate a lo que no te gusta”. Yo añadiría que ya llegará el momento que no solo te importe vivir con ello, sino que, a lo mejor, te puede hasta llegar a gustar.

Un buen ejemplo es si te lanzas sin pensártelo al mar o a una piscina cuando el agua está fría. Al principio es un shock bastante desagradable, pero si aguantamos unos minutos, veremos que nuestro cuerpo se va gradualmente acostumbrando a la baja temperatura y no es que el agua de repente se haya calentado, es que nos hemos acostumbrado o habituado a las circunstancias. Sin embargo, si al sentir el gélido shock inicial, nos salimos inmediatamente del agua, y en un rato nos introducimos en ella otra vez, sentiremos que el agua estaría tan fría como la primera vez.

La clave para que la habituación funcione, está en algo tan mundano como es el paso del tiempo. La ansiedad que sentimos durante un episodio de TOC, por ejemplo, casi desaparecerá sin no hacemos absolutamente nada, me refiero a ritualizar.

Cuando uno sufre un pensamiento intruso, por ejemplo, vamos a verlo en el campo del TOC Clásico, es decir, el de la contaminación, y tenemos la urgencia de ir a lavarnos las manos, tenemos dos opciones:

  • Inmediatamente lavarnos las manos
  • Aguantar sin hacer la compulsión.

En el primer caso, una vez terminado el lavado, sentiremos un gran alivio, pero lo más probable es que volvamos a tener otro pensamiento intruso parecido. Fíjate, que, con rendirte a la compulsión, le has mandado un mensaje inconsciente a tu mente, consolidandote en pensar, que es fundamental, en este caso, lavarnos las manos. Haciendo esa asociación, quiero decir, entre lavarnos y su subsecuente alivio, lo único que haces es reforzar aún más el trastorno. Y es que tu ansiedad no ha caído naturalmente, “fake news”, sí… casi me atrevería a decir que te has engañado a ti mismo. Tu alivio ha sido artificial y ha estado todo el tiempo cogido entre pinzas y es porque ha sido fruto de un ritual. Lo único que te puede pasar ahora es meterte en un nunca mejor dicho verdadero círculo vicioso de obsesiones, compulsiones y volver a empezar. Parecerás mucho a ese hámster que va dando vueltas y vueltas en su ruedecillas dentro de la jaula. Pero el hámster no sufre, tú sí.

El segundo caso es extremadamente difícil de llevar a cabo, pero es lo que definitivamente te va a llevar a la recuperación. No pain, no gain, que dicen los culturistas. Aguantar el tipo, no haciendo un ritual tras una especialmente dolorosa obsesión, requiere coraje, valentía y determinación. Los no sufridores nunca entenderán lo que significa esto para los que padecemos esta lacra y, es más, dentro de la ley de probabilidades, y afortunadamente para ellos, nunca habrán tenido de poner en práctica este particular salto de fe, que es exactamente lo que es. Poniendo en práctica este técnica, es decir no hacer nada tras la obsesión o intrusión, veréis que nuestro alivio llega relativamente pronto. Si estamos dispuesto a sufrir durante unos 10 o 15 minutos, la recompensa es tremenda y vivirás un chute de autoestima. Te has aliviado naturalmente y has evitado entrar en la ruedecilla del hámster.

Enfrentarte a tus miedos es la clave para llegar a la habituación La buena noticia es que a la larga tu mente se acondiciona y sufrirás menos intrusiones.

Jorge García Larios

Melilla (España)

21 de septiembre 2018

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Y YO TE QUIERO MÁS… EL MISTERIOSO TOC DE LA RESPONSABILIDAD

Una de las menos conocidas variantes de TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO, es el TOC de la Responsabilidad. Todos tenemos en mente esas imágenes de aquellos que sufren y padecen TOC y esas imágenes probablemente correspondan a la versión que llaman el TOC clásico o TOC de la contaminación. Aquí la obsesión es el estar contaminado, aquí el abanico va desde lo más extremo e improbable, por ejemplo, radiación nuclear hasta la más insignificante motita de polvo que se pueda tener o caer en cualquier parte de sus cuerpos o hasta ropas. Las obsesiones en ese catálogo pueden ser reales o imaginarias. En la inmensa mayoría de los casos, desgraciadamente y digo desgraciadamente, porque estas figuraciones y la forma que se reaccionan ante ella (compulsiones) forman la base principal del problema. Las compulsiones mayoritariamente serían el aseo y la purificación personal obsesivamente en serie hasta la saciedad, en serie porque los individuos nunca o casi nunca están plenamente satisfechos de haber conseguido la más total perfección higiénica. Esa incertidumbre es el verdadero martirio.

Existe otra rama importante del trastorno y aunque menos conocida y que es una fuente de gran sufrimiento para aquellos que lo padecen: El Puro O (Puro Obsesivo). Aquí no hay lavado de manos que valga ni compulsiones abiertas, para la mofa incomprendida de los demás, sino que las compulsiones se hacen mentalmente, es decir las interminables vueltas en la cabeza, como se suele decir. Estas reacciones (o compulsiones) son provocadas por pensamientos intrusivos, paradójicamente esos pensamientos que todo el mundo por otra parte tiene y que son perfectamente normales por muy desagradables que puedan ser. La mayoría de la gente los descartan automáticamente pero el obsesivo se lo toma al pie de la letra, creándose así mismo una espiral de problemas que no han sido capaces de descartar como lo hace casi todo el mundo. Aquí entra en juego la culpabilidad, el miedo y hasta en la metafísica.

Leer más sobre TOC: ¿Que es el Trastorno Obsesivo Compulsivo?

EL TOC DE LA RESPONSABILIDAD

Yo creo que el TOC de la Responsabilidad es bastante parecido al PURO O, pero con una diferencia, y es que el foco de atención de los “responsables” es la seguridad de otros, ya puedan ser familiares, amigos, conocidos o el mundo en general. Tanto es así que, si el ritual de turno no se puede llevar a cabo por lo que sea, siempre surgen barreras físicas o aparecen situaciones sociales donde es imposible hacer la compulsión, es aquí cuando el sufridor pone en duda su valía como persona humana y piensa que su lugar en el mundo depende de la respuesta que puedan darle a una situación de “riesgo” (para otros) en concreto. En común con casi todos con TOC, el individuo se da perfectamente cuenta que los mensajes que le manda su mente son en realidad absurdos y que nada tienen que ver con su propio sentido de la “realidad” pero siempre queda el gusanillo del “Y sí…” y eso es lo que verdaderamente duele.

Un típico episodio sería este: “Si no recojo ese cristal roto de la acera alguien se va a cortar” Aquí aparece una doble dosis compuesta por pensamientos intrusivos per se, con todas las vueltas mentales imaginables y otra curiosidad y es que el afectado cree que es la única alma del planeta que ha visto el cristal roto y su inflado sentido del deber es recoge el cristal porque sí no y pasa algo no podría vivir consigo mismo.

Aquellos desafortunados que sufren esta lacra todos los días suelen debatir con ellos mismos y preguntarse si lo que siente es un genuino deber de responsabilidad, es decir, sin son sus valores reales o que, si es el trastorno que les obliga a actuar, aunque, eso sí, y como hemos dicho antes, muy al fondo sería lo último, pero de todas formas no se puede remediar la lucha mental que sigue.

Todo lo relacionado con un eficaz tratamiento del TOC (Leer más) el antídoto principal es aguantar y no hacer el ritual porque veremos que la ansiedad irá disminuyendo progresivamente hasta que desaparezca naturalmente. Es decir, el sentir ansiedad o culpabilidad por un asunto en que razonablemente nada tenemos que ver (esto nos lo tiene que decir la parte reflexiva de nuestras mentes) es el termómetro que necesitamos para darnos cuenta de que se trata de un episodio de TOC así qué sin dudarlo, nos arriesgamos y no le hacemos caso a lo que nos demanda el trastorno, veremos que no pasará nada. El trastorno se mejora sensiblemente si no nos rendimos a la compulsión, esto duele y es difícil al principio, pero luego nuestras mentes se acondicionan a no reaccionar de esa forma a cualquier pensamiento intrusivo que se nos presente y tanto ir el cántaro a la fuente, a la larga se van borrando esos impulsos que tanto daño hacen y lo que es más importante, empezamos a quitarle importancia al efecto que nos produce esos pensamientos.

De lo contrario surgiría el efecto contrario, quiero decir que nuestras mentes asocian las compulsiones a lo que sería correcto de hacer, una losa.

El siguiente ejemplo de cómo se manifiesta el TOC de la Responsabilidad lo recojo de un trabajo del prestigioso Dr. Stephen Phillipson titulado “Guilt Beyond Reasonable Doubt” (La culpabilidad más allá de la duda razonable) www.ocdonline.com Aquí el Dr. Phillipson hace un juego de palabras (PUN) y la clava: En derecho Anglo Sajón se dice que alguien el culpable (guilty) si lo que se demuestra en un juicio va más allá de la duda razonable, pues aquí la duda del sufridor va también mucho más allá de lo razonable.

Veamos lo que le pasa a Frank:

Cuando Frank sale de su casa, pronto se encuentra “en la búsqueda” de posibles peligros sobre las calles. A pesar de que esta tarea le consume mucho tiempo y atención, Frank no experimenta esta decisión de estar pendiente a posibles riesgos como una opción libremente elegida por una genuina preocupación de la seguridad de otros, sino que se siente moralmente obligado a hacerlo así porque cree que es lo que haría una buena persona. La motivación de Frank para involucrarse en estas actividades es que porque viene de una amenaza para su integridad. Piensan para sí mismo, “¿Qué clase de persona sería si no me ocupo de este problema?” Cuando hace frente a cualquier riesgo potencial sobre la seguridad o la salud, su inmediata reflexión es que, si no resuelve la amenaza o avisa o otros sobre ella, para siempre pensará que es una persona inmoral y egoísta, inundándose en una catarata de ansiedad y culpabilidad.

Si, por ejemplo, Frank encuentra una tirita usada en la acera, se le ocurre la idea que algunos niños puedan cogerla y empiecen a jugar con ella, exponiéndose a peligrosas enfermedades. Automáticamente siente que tiene que ser él, que la tenga que tirar a la papelera lo antes posible, pero… no puede ser en cualquier sitio… una papelera pública no puede ser ya que un sintecho removiendo la basura pueda entrar en contacto con ella y contraer una enfermedad. Una alcantarilla sería inaceptable porque si hay una inundación puede ser que termine otra vez en la calle. Frank dedica horas pensando en un sitio adecuado para depositarla, descartando una posibilidad tras otra o si finalmente da con una, por ejemplo, un centro de deshechos médicos de un hospital da por terminado su angustioso plan.

Otro escenario clásico es el individuo que con su coche vuelve a pasar por el mismo sitio de donde ha venido varias veces porque está convencido que ha atropellado a un peatón, y aunque no haya ninguna evidencia que así ha sido. Estas vueltas se pueden repetir más de una vez en su intento de asegurarse que no ha pasado nada. Es bastante común que se llegue al extremo de llamar a la policía por si se han producido accidentes en la zona o a los hospitales para ver si ha habido víctimas de atropellos localmente.

TRATAMIENTO

Desde los últimos 40 años está visto y totalmente comprobado que el mejor tratamiento para las diferentes facetas del TOC es La Exposición y Prevención de Respuesta. Esta técnica es tan sencilla como eficaz. En todos los trastornos de ansiedad, el escapar, no afrontar el miedo, y en el caso del TOC el rendirse al ritual, es lo que verdaderamente produce el daño. El ritual distorsiona el comportamiento del sufridor y le impide funcionar en el mundo. Si nos rendimos al ritual nuestras mentes se acondicionan a entender que ese pensamiento intrusivo que nos conduce al ritual tiene fundamento y aunque momentáneamente encontremos alivio con el ritual, debido a ese acondicionamiento mental volveremos a caer en otro episodio y otro ritual.

Sin embargo, la terapia tiene como objetivo que el individuo desarrolle más y más tolerancia a la incertidumbre, esa incertidumbre que trae rendirse a un ritual y a gradualmente administrar mejor la ansiedad y la culpabilidad que sigue la inacción. Es el tolerar ese malestar que nos llevará a la recuperación. Lo bueno es que también está demostrado que una vez el individuo decide resistir los impulsos a realizar un ritual verá que ese malestar desaparece en 10 o máximo de 20 minutos. Esto para muchos que han agonizado durante horas intentando resolver un impulso o perfeccionar un ritual parecerá imposible, de hecho, a veces se sufre más debatiendo sí rendirse a un ritual o no que dejar pasar la tormenta durante unos minutos. Un estado de ansiedad resuelto de forma natural (no rendirse) funciona mil veces mejor que el alivio temporal que produciría ese ritual. Esa es la forma de curarse a la larga.

Los medicamentos específicos pueden ayudar, pero en sí, no curan. Eso sí, ayuda a realizar con otro temple nuestra determinación a no rendirnos.

Y no olvidemos que la fórmula para ver si se trata de un problema de TOC o de otra naturaleza es…  que si un episodio produce ansias de realizar el ritual de turno y produce angustia, ansiedad y culpabilidad. ES TOC: Arriésgate y no hagas nada. Pasará y no te acordarás más… Palabra ¡

Jorge G Larios

Melilla (España) 1 de diciembre de 2017

NOTA: No soy médico ni psicólogo. Las expresiones aquí expuestas se basan en trabajos de profesionales de alto prestigio en la materia y porqué no, en la experiencia propia. Es importante consultar síntomas con un profesional y descartar la auto-medicación.

Ver: Water off a Duck’s Back

¿Que es el Trastorno Obsesivo Compulsivo?

¿Qué es el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)?

Es ante todo un problema de ansiedad y no de pensamientos a pesar de que los pensamientos asociados con el trastorno se pueden considerar “raro” para quienes (tienen la suerte) de no padecer la patología. Las características predominantes son las obsesiones recurrentes (pensamientos) que crean un sentimiento de alarma y las subsecuentes acciones o rituales que el paciente realiza para deshacerse o escapar de la dicha amenaza que ofrece la obsesión (compulsiones). El Dr. Steven Phillipson, uno de los más reconocidos expertos en la materia y es en su obra que se basa la mayor parte de este artículo, denomina estos pensamientos intrusivos como “spike” que podemos muy abstractamente traducirlo como “lanza”.

Las obsesiones toman forma o bien como una amenaza percibida de daño físico sobre uno mismo y/o sobre otros o en algunos casos esta amenaza es de naturaleza metafísica o espiritual que hasta puede tocar el campo de la divinidad.

El 80% de las personas que padecemos esta debilitante enfermedad somos dolorosamente consientes que estas acciones o rituales que llevamos a cabo para deshacer el problema son irrazonables e irracionales pero que sin embargo esta percepción no produce ningún alivio por lo que ofrecer cualquier tipo de consuelo cortoplacista al paciente no ofrece efecto positivo duradero alguno.

No es inusual que la gente en general se pregunte si son candidatos para un posible diagnóstico de TOC dado que los ejemplos que siguen no son muy diferentes de lo que hace hasta un cierto punto la población no-clínica en su día a día. Comportamientos que parecen mucho estar asociados al mundo del TOC pueden ser utilizar papel para operar la cisterna de un WC, tocar madera para deshacer malos augurios, santiguarse cuando pasamos delante de un cementerio o una iglesia o decir “Dios nos libre” cuando hablamos de la muerte potencial de una persona viva. Pruebas simples para determinar si estas reacciones cruzan la línea roja del TOC incluyen preguntarse cuánto dinero costaría no hacer o pensar la acción segura representada en los ejemplos arriba. Las personas libre de TOC probablemente acepten de nada hasta 10 o 20 Euros en unos casos. Algunos pacientes de TOC ni aceptarían € 100.000 si es que tienen que encarar sus miedos. Otro criterio es el grado que es capaz de afectar la vida de los que sufrimos la patología. Toda la población no-clínica tiene ciertas rarezas o peculiaridades pero muy frecuentemente las personas con TOC invertimos muchas horas batallando y evitando situaciones que nos pueda provocar esas “lanzas” y que nos lleven a un mundo de compulsiones y rituales tanto físicos como mentales. Por poner un simple ejemplo, mucha gente de vez en cuando escuchan una canción que se nos queda en la mente y que se repite hasta la saciedad. Este efecto “Disco rayado” es simplemente enojante para la mayoría pero para los que padecemos TOC la intolerancia y ansiedad que nos provoca genera muchísima agitación sobre si estamos perdiendo la cabeza.

El TOC de divide en Ramas y Sub-Ramas. He aquí las más habituales.

TOC Clásico

La rama más común y bien estudiada del TOC es el llamado TOC “Clásico” donde la acción de deshacer la obsesión generalmente producen compulsiones abiertas. Dentro de esta rama tenemos el TOC de contaminación que dentro del general desconocimiento popular sobre la patología es lo que asocia mucha gente en exclusiva con la enfermedad aunque no es la única sub-rama, ni mucho menos. En esta sub-rama el paciente es ultra-consiente de los gérmenes, la infección y/o ciertas enfermedades. La simple presencia de suciedad por muy poca que sea provoca un sentimiento de amenaza que produce una increíble ansiedad y una potente pre-determinación para reducir la presencia de estos contaminantes. El ritual de escape más común es de limpieza (lavado de manos, limpieza crónica, etc). El TOC de comprobación también cae bajo el ala del TOC Clásico. Aquí la preocupación fundamental es la seguridad y cuyas compulsiones asociadas pueden ser la comprobación de cerraduras, interruptores, grifos, estufas u otras cosas que si se dejan de comprobar pueden representar un peligro que puede afectar el bienestar de la persona o de las que le rodea. No está fuera de lugar que una persona con esta manifestación comprueben cosas entre 10 y 100 veces. El agobiante impulso para re-comprobar se mantiene hasta que la persona experimenta una reducción en tensión a pesar de haber estado consiente en todo momento que no existía el problema.

Menos comunes formas de TOC incluye Acaparamiento que es el almacenaje excesivo de artículos sin valor como publicidad y periódicos viejos o la compra obsesiva de ciertas cosas, por ejemplo ser propietario/a de cientos de pares de zapatos. Otras cosas típicamente almacenada incluye basura, artículos de novedad, revistas antiguas, botellas vacías, etc. Unos de los razonamientos más comunes en justificar comportamientos de Acaparamiento Obsesivo es un insuperable miedo de que un día estos artículos podrían ser útiles o ser de algún valor y por lo tanto no se puede deshacer de ellos. Otro sub-grupo en esta rama son personas emocionalmente apegadas a ciertos artículos que sienten que estos representan significancia emocional que reflejan un momento en particular en el tiempo. La persona siente que renunciar a ellos es de alguna forma equivalente a realizar una experiencia o asociación pasada con un ser significativo.

Ordenar es una subcategoría donde las personas se obligan a colocar cosas en un sitio designado o en un orden en concreto. La personas experimentan un sentido de agobio y una latente anarquía si las cosas no están exactamente donde arbitrariamente fueron determinadas. Las personas con esta manifestación típicamente colocan cosas en líneas en ubicaciones en paralelo pero el foco en el concepto es que todo pertenece a un sitio en particular. Otra forma de TOC es el perfeccionismo donde las personas se ven con la necesidad de sistemáticamente revisar errores en potencia que pueda revelar sus fallos o que pueda poner en duda su imagen o credibilidad en el trabajo.

Puro-Obsesivo

La siguiente rama del trastorno es la llamada Puro Obsesivo o simplemente Puro-O. La más reseñada característica de esta rama del trastorno es el escape o evite a través de excesivos comportamientos mentales de pensamientos indeseados o nocivos. En su forma más genérica las personas pueden tener palabras o frases angustiantes repetidas constantemente en sus mentes, algo como lo que experimentamos casi todos cuando una canción desagradable se repite una y otra vez en nuestro consiente sin poder elegir que esté allí. Las personas con la clasificación Puro-O pueden también experimentar lo que a ellos les parece como una creencia de amenaza que consiste en su potencial en hacer daño a otros o que simplemente la idea de tener los pensamientos amenazantes sugieren algo malvado o depravado sobre su identidad, capacidad o auto-estima. Esta clasificación también incluye a personas que llevan a cabo una tremenda cantidad de resolución de problemas cognitivamente hablando (rumiar) como ritual. Sinfín de intentos para contestar preguntas relacionados con la propia orientación sexual o algo tan simple como el nombre de su profesor de secundaria puede ocupar muchísimas horas para solucionar el problema.

La clasificación también recoge a personas con un inflado sentido de la superstición en que, por ejemplo, ciertos números pueden tener un gran significado en relación a posibles resultados en positivo o negativo. Típicamente, números positivos o quizás el número “siete” conlleva una más elevada probabilidad para la seguridad o hacia el permiso de proceder con una determinada tarea. Otros números advierten que algo ominoso está a punto de suceder. Estas personas se someten a elaborados rituales de contar o de tocar para asegurarse que sobre el número seguro y deseado es donde finaliza la tarea o el pensamiento. La superstición no tiene que está limitada a números, el viejo juego de niños de no pisar grietas o no pasar por debajo de escaleras de peldaños toman un significado más allá de la capacidad de comprensión de mucha gente.

TOC de la Responsabilidad  

También llamado Híper-Escrupulosidad. Es la rama restante y es de alguna manera la forma de TOC algo más compleja y difícil de tratar. Aquí la preocupación de la persona no es ella misma sino que está dirigida al bienestar de otros. Típicamente los seres queridos (a pesar que a veces es la sociedad en general) son considerados como un foco predominante sobre quienes se debe evitar cualquier posible daño. El TOC de la responsabilidad puede tomar forma de Puro-O tal como tener un pensamiento nocivo que algún tipo de daño puede sufrir otra persona. La persona con TOC puede sentirse obligada a rezar para prevenir cualquier daño a terceros. Aquellas personas quienes manifiestan esta rama también puede que se sometan a elaborados rituales de limpieza para prevenir que otros se contagien de aquellos gérmenes o enfermedades con la que la persona con TOC pueda estar infectada pero al mismo tiempo no teme por su propio bienestar. Las personas con esta rama a menudo suelen advertir a terceros sobre posibles riesgos peligros y asimismo se responsabilizan excesivamente por ello con el fin de no ser considerados culpables a la larga. La razón por la cual esta forma es particularmente difícil de tratar es por la combinación de ansiedad en asociación con el riesgo y el peligro se ser responsable de cualquier adversidad que les pueda ocurrir a otros.

Existen formas más oscuras de TOC como el Trastorno Dismórfico Corporal. TDC es una condición donde las personas se convierten excesivamente enfocadas en alguna parte de su anatomía que ellos consideran extremadamente malformadas. Usualmente la zona donde la persona con TDC hace hincapié no es percibida como un defecto por otros en su entorno. Las personas se someten a sistemáticos rituales de comprobación para intentar asegurarse o para asesorar la severidad de su malformación ante el espejo. A veces se someten cirugía plástica constantemente e involucran a otros para asegurase dentro de la ausencia del problema.

Otra oscura sub-clasificación del TOC es el llamado Síndrome de Referencia Olfativo en que las personas se arraigan en la idea de que alguna parte de su cuerpo desprende un aroma nocivo. Típicamente las partes del cuerpo más afectadas suelen ser las zonas genitales, el aliento, pies o axilas.

La última forma del TOC involucra la preocupación sobre el potencial de contraer o tener algún tipo de enfermedad física grave como por ejemplo cáncer u otra enfermedad que conlleve una amenaza a la vida. Esta condición se continúa llamando Hipocondría y existe en el DSM-IIIR (EE.UU) como desorden separado del TOC. Sin embargo tal como el Trastorno Dismórfico Corporal, los síntomas y la búsqueda sinfín de la seguridad caen completamente bajo la categoría diagnostica del TOC.