Una de las menos conocidas variantes de TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO, es el TOC de la Responsabilidad. Todos tenemos en mente esas imágenes de aquellos que sufren y padecen TOC y esas imágenes probablemente correspondan a la versión que llaman el TOC clásico o TOC de la contaminación. Aquí la obsesión es el estar contaminado, aquí el abanico va desde lo más extremo e improbable, por ejemplo, radiación nuclear hasta la más insignificante motita de polvo que se pueda tener o caer en cualquier parte de sus cuerpos o hasta ropas. Las obsesiones en ese catálogo pueden ser reales o imaginarias. En la inmensa mayoría de los casos, desgraciadamente y digo desgraciadamente, porque estas figuraciones y la forma que se reaccionan ante ella (compulsiones) forman la base principal del problema. Las compulsiones mayoritariamente serían el aseo y la purificación personal obsesivamente en serie hasta la saciedad, en serie porque los individuos nunca o casi nunca están plenamente satisfechos de haber conseguido la más total perfección higiénica. Esa incertidumbre es el verdadero martirio.
Existe otra rama importante del trastorno y aunque menos conocida y que es una fuente de gran sufrimiento para aquellos que lo padecen: El Puro O (Puro Obsesivo). Aquí no hay lavado de manos que valga ni compulsiones abiertas, para la mofa incomprendida de los demás, sino que las compulsiones se hacen mentalmente, es decir las interminables vueltas en la cabeza, como se suele decir. Estas reacciones (o compulsiones) son provocadas por pensamientos intrusivos, paradójicamente esos pensamientos que todo el mundo por otra parte tiene y que son perfectamente normales por muy desagradables que puedan ser. La mayoría de la gente los descartan automáticamente pero el obsesivo se lo toma al pie de la letra, creándose así mismo una espiral de problemas que no han sido capaces de descartar como lo hace casi todo el mundo. Aquí entra en juego la culpabilidad, el miedo y hasta en la metafísica.
Leer más sobre TOC: ¿Que es el Trastorno Obsesivo Compulsivo?
EL TOC DE LA RESPONSABILIDAD
Yo creo que el TOC de la Responsabilidad es bastante parecido al PURO O, pero con una diferencia, y es que el foco de atención de los “responsables” es la seguridad de otros, ya puedan ser familiares, amigos, conocidos o el mundo en general. Tanto es así que, si el ritual de turno no se puede llevar a cabo por lo que sea, siempre surgen barreras físicas o aparecen situaciones sociales donde es imposible hacer la compulsión, es aquí cuando el sufridor pone en duda su valía como persona humana y piensa que su lugar en el mundo depende de la respuesta que puedan darle a una situación de “riesgo” (para otros) en concreto. En común con casi todos con TOC, el individuo se da perfectamente cuenta que los mensajes que le manda su mente son en realidad absurdos y que nada tienen que ver con su propio sentido de la “realidad” pero siempre queda el gusanillo del “Y sí…” y eso es lo que verdaderamente duele.
Un típico episodio sería este: “Si no recojo ese cristal roto de la acera alguien se va a cortar” Aquí aparece una doble dosis compuesta por pensamientos intrusivos per se, con todas las vueltas mentales imaginables y otra curiosidad y es que el afectado cree que es la única alma del planeta que ha visto el cristal roto y su inflado sentido del deber es recoge el cristal porque sí no y pasa algo no podría vivir consigo mismo.
Aquellos desafortunados que sufren esta lacra todos los días suelen debatir con ellos mismos y preguntarse si lo que siente es un genuino deber de responsabilidad, es decir, sin son sus valores reales o que, si es el trastorno que les obliga a actuar, aunque, eso sí, y como hemos dicho antes, muy al fondo sería lo último, pero de todas formas no se puede remediar la lucha mental que sigue.
Todo lo relacionado con un eficaz tratamiento del TOC (Leer más) el antídoto principal es aguantar y no hacer el ritual porque veremos que la ansiedad irá disminuyendo progresivamente hasta que desaparezca naturalmente. Es decir, el sentir ansiedad o culpabilidad por un asunto en que razonablemente nada tenemos que ver (esto nos lo tiene que decir la parte reflexiva de nuestras mentes) es el termómetro que necesitamos para darnos cuenta de que se trata de un episodio de TOC así qué sin dudarlo, nos arriesgamos y no le hacemos caso a lo que nos demanda el trastorno, veremos que no pasará nada. El trastorno se mejora sensiblemente si no nos rendimos a la compulsión, esto duele y es difícil al principio, pero luego nuestras mentes se acondicionan a no reaccionar de esa forma a cualquier pensamiento intrusivo que se nos presente y tanto ir el cántaro a la fuente, a la larga se van borrando esos impulsos que tanto daño hacen y lo que es más importante, empezamos a quitarle importancia al efecto que nos produce esos pensamientos.
De lo contrario surgiría el efecto contrario, quiero decir que nuestras mentes asocian las compulsiones a lo que sería correcto de hacer, una losa.
El siguiente ejemplo de cómo se manifiesta el TOC de la Responsabilidad lo recojo de un trabajo del prestigioso Dr. Stephen Phillipson titulado “Guilt Beyond Reasonable Doubt” (La culpabilidad más allá de la duda razonable) www.ocdonline.com Aquí el Dr. Phillipson hace un juego de palabras (PUN) y la clava: En derecho Anglo Sajón se dice que alguien el culpable (guilty) si lo que se demuestra en un juicio va más allá de la duda razonable, pues aquí la duda del sufridor va también mucho más allá de lo razonable.
Veamos lo que le pasa a Frank:
Cuando Frank sale de su casa, pronto se encuentra “en la búsqueda” de posibles peligros sobre las calles. A pesar de que esta tarea le consume mucho tiempo y atención, Frank no experimenta esta decisión de estar pendiente a posibles riesgos como una opción libremente elegida por una genuina preocupación de la seguridad de otros, sino que se siente moralmente obligado a hacerlo así porque cree que es lo que haría una buena persona. La motivación de Frank para involucrarse en estas actividades es que porque viene de una amenaza para su integridad. Piensan para sí mismo, “¿Qué clase de persona sería si no me ocupo de este problema?” Cuando hace frente a cualquier riesgo potencial sobre la seguridad o la salud, su inmediata reflexión es que, si no resuelve la amenaza o avisa o otros sobre ella, para siempre pensará que es una persona inmoral y egoísta, inundándose en una catarata de ansiedad y culpabilidad.
Si, por ejemplo, Frank encuentra una tirita usada en la acera, se le ocurre la idea que algunos niños puedan cogerla y empiecen a jugar con ella, exponiéndose a peligrosas enfermedades. Automáticamente siente que tiene que ser él, que la tenga que tirar a la papelera lo antes posible, pero… no puede ser en cualquier sitio… una papelera pública no puede ser ya que un sintecho removiendo la basura pueda entrar en contacto con ella y contraer una enfermedad. Una alcantarilla sería inaceptable porque si hay una inundación puede ser que termine otra vez en la calle. Frank dedica horas pensando en un sitio adecuado para depositarla, descartando una posibilidad tras otra o si finalmente da con una, por ejemplo, un centro de deshechos médicos de un hospital da por terminado su angustioso plan.
Otro escenario clásico es el individuo que con su coche vuelve a pasar por el mismo sitio de donde ha venido varias veces porque está convencido que ha atropellado a un peatón, y aunque no haya ninguna evidencia que así ha sido. Estas vueltas se pueden repetir más de una vez en su intento de asegurarse que no ha pasado nada. Es bastante común que se llegue al extremo de llamar a la policía por si se han producido accidentes en la zona o a los hospitales para ver si ha habido víctimas de atropellos localmente.
TRATAMIENTO
Desde los últimos 40 años está visto y totalmente comprobado que el mejor tratamiento para las diferentes facetas del TOC es La Exposición y Prevención de Respuesta. Esta técnica es tan sencilla como eficaz. En todos los trastornos de ansiedad, el escapar, no afrontar el miedo, y en el caso del TOC el rendirse al ritual, es lo que verdaderamente produce el daño. El ritual distorsiona el comportamiento del sufridor y le impide funcionar en el mundo. Si nos rendimos al ritual nuestras mentes se acondicionan a entender que ese pensamiento intrusivo que nos conduce al ritual tiene fundamento y aunque momentáneamente encontremos alivio con el ritual, debido a ese acondicionamiento mental volveremos a caer en otro episodio y otro ritual.
Sin embargo, la terapia tiene como objetivo que el individuo desarrolle más y más tolerancia a la incertidumbre, esa incertidumbre que trae rendirse a un ritual y a gradualmente administrar mejor la ansiedad y la culpabilidad que sigue la inacción. Es el tolerar ese malestar que nos llevará a la recuperación. Lo bueno es que también está demostrado que una vez el individuo decide resistir los impulsos a realizar un ritual verá que ese malestar desaparece en 10 o máximo de 20 minutos. Esto para muchos que han agonizado durante horas intentando resolver un impulso o perfeccionar un ritual parecerá imposible, de hecho, a veces se sufre más debatiendo sí rendirse a un ritual o no que dejar pasar la tormenta durante unos minutos. Un estado de ansiedad resuelto de forma natural (no rendirse) funciona mil veces mejor que el alivio temporal que produciría ese ritual. Esa es la forma de curarse a la larga.
Los medicamentos específicos pueden ayudar, pero en sí, no curan. Eso sí, ayuda a realizar con otro temple nuestra determinación a no rendirnos.
Y no olvidemos que la fórmula para ver si se trata de un problema de TOC o de otra naturaleza es… que si un episodio produce ansias de realizar el ritual de turno y produce angustia, ansiedad y culpabilidad. ES TOC: Arriésgate y no hagas nada. Pasará y no te acordarás más… Palabra ¡
Jorge G Larios
Melilla (España) 1 de diciembre de 2017
NOTA: No soy médico ni psicólogo. Las expresiones aquí expuestas se basan en trabajos de profesionales de alto prestigio en la materia y porqué no, en la experiencia propia. Es importante consultar síntomas con un profesional y descartar la auto-medicación.
Ver: Water off a Duck’s Back