EL DICCIONARIO DE JOHNSON

En abril de 1755, el Dr. Samuel Johnson SAMUEL JOHNSON: EL SANTO PATRÓN DEL TOC publicó su famoso diccionario en dos volúmenes llamado “El Diccionario de la Lengua Inglesa” (1), el bueno de Samuel no se apretó mucho los sesos para dar con el título. Eso sí, trabajó el hombre mucho durante ocho largos años, pero eso sí, con la ayuda de seis ayudantes. Pero el trabajo mereció la pena, 40.000 palabras, cada una de ellas presentadas con todo lujo de detalle, todos los términos decorados con distintas citaciones, más de 114.000 – la primera vez que un lexicógrafo inglés las utilizabas así y que cubrían todas las áreas del conocimiento.

No es que era el primer trabajo de este tipo que aparecía en Inglaterra, más de una veintena habían aparecido antes, pero esta era, sin duda, el más extraordinario.

A toro pasado, digo a toro pasado porque ahora se verán las penurias de Johnson al principio de su carrera, los ingleses sacan pecho y como suele ser habitual la comparación favorable con el temido extranjero “El Dictionarre Français tardó 55 años en elaborarse con 40 académicos involucrados” decían – Pues muy bien…

Johnson no tuvo mucha suerte en su pueblo natal, Lichfield.  El futuro Doctor, no pudo terminar sus estudios universitarios por falta de dinero y se vío relegado a dar clases particulares, pero sus pocos alumnos lo rechazaban ya que, según uno de ellos, “rarezas en sus modales y ásperas gesticulaciones” – Ahora se sabe que el Dr. Johnson sufría y mucho, con esa lacra que se llama “Trastorno Obsesivo Compulsivo”.

Junto a un antiguo alumno, el que luego fue actor y director de producciones dramáticas, David Garrick (2), Johnson acabó en Londres para intentar ganarse la vida como escritor. Después de años intentando sobrevivir como articulista en varias revistas y asfixiado por la deuda llegó, como le llega a casi todo el mundo, su oportunidad. El famoso librero Robert Dodsley (3) junto a un grupo de sus colegas, invitaron a Johnson para que compilaran un completo diccionario de la lengua inglesa. Dodsley solicitó el patronaje del Earl (4) of Chesterfield, lo consiguió, y a Johnson le pagaron 1500 Guineas (5), un dineral para la época. El objetivo del diccionario: “estabilizar las reglas que rigen en la lengua inglesa”

Para el trabajo, Johnson consultó libros que iban hasta los años 1500’s, a menudo citaba lo que se entendía como las “grandes obras” de figuras como Shakespeare y Milton. Una cosa si se detecta en estas citaciones y era como se le notaba sus gustos literarios y su política de derechas.

Johnson era escrupuloso y metódico en la redacción, quizás por su Trastorno Obsesivo Compulsivo, si no le gustaba algo, no se lo pensaba, lo descartaba y lo volvía a intentar hasta llegar a lo que él consideraba la perfección, aunque como sufridor de TOC esa “perfección no era casi nunca perfecta”. Johnson garabateaba sus propios libros y… los de los demás, subrayaba, resaltaba, alteraba y corregía palabras incansablemente en ellos. Había que verles la cara a sus amigos cuando estos se pasaban a recoger el libro, anteriormente atesorado, que le habían prestado al buen Doctor.

El objetivo del diccionario, como hemos visto, era la estabilización de la legua inglesa, pero aquí Johnson se topó con la realidad, todos los que hemos enseñado inglés, lo sabemos perfectamente, el idioma de Inglaterra es como su constitución y como su derecho, totalmente libre de rígidas normas, esas que encasillan la creatividad. Naturalmente, gracias a esta flexibilidad, el inglés es sin duda el idioma más influyente del mundo. El mismo Johnson lo decía cuando hablaba de: “La energética indisciplina de la lengua inglesa”. Desde su punto de vista, el lenguaje estaba hecho un desastre y necesitaba mano dura (normas). “A donde quiera que acudo” decía durante la redacción, “hay perplejidades a ser desenredadas y confusiones a regularse” Sin embargo, pronto se rindió, “la lengua no tiene arreglo” dijo una vez, así que se concentró en registrar la lengua en vez de reformarla.

La personalidad de Johnson era algo pomposa pero graciosa, y todo a pesar de estar plagado por el Trastorno Obsesivo Compulsivo  TOC: Un Demonio muy Ordinario e Ingenuo. Esa pomposidad y auto proclamación lo llevó a incluir palabras que pocos entendían. Muchas veces inventaba palabras él solito. Su política conservadora y su patriotismo inglés también relucía en el diccionario y no desaprovechaba ocasión para mofarse del extranjero. Aunque no extranjeros per se, los escoceses hacen buen uso de la avena (oats) y es muy popular en su gastronomía. No se le ocurrió otra cosa que decir que era “una especie de grano que en Inglaterra solo sirve para alimentar a los caballos pero que en Escocia mantenía a la gente”. Sí, su personalidad de podía cortar cuando consultamos el diccionario.

La primera edición tenía 2.300 páginas e incluía 42.773 entradas. Su precio: Cuatro libras esterlinas y diez chelines. Pero sólo vendió un millar de copias en su primera década de existencia. Mucho más exitoso fue la versión resumida que se publicó en 1756 que a su vez fue reemplazada por la “best selling” versión en miniatura o lo que es igual hoy día, la versión de bolsillo, de los 1790’s.

La innovación más interesante, para mí al menos, era la introducción de citaciones. Más de 100.000 de ellas procedente de unos 500 autores. Estaban ahí para ilustrar las palabras definidas, pero como Johnson tenía un ego que se lo pisaba, también para auto-lucirse, ese postureo de que hablamos en nuestros días. Si una citación desagradaba a Johnson, sobre todos de aquellos autores progresistas, tipo Keats y su Cockney school, simplemente no la usaba.

Las definiciones eran también curiosas, tenían tendencia a ser peculiares y en polisílabas. Como ejemplo un botón: El moho (rust) lo definía como “la roja descamación del hierro viejo” – La tos, “la convulsión de los pulmones con un cosquilleo de serosidad” – Una bronca o despotricar de alguien (rant) era: “palabras altisonantes sin estar respaldadas por la reflexión y la dignidad” – Y finalmente, la esperanza (hope): “la expectación entregada al placer”.

Johnson omitió ciertas palabras por razones de buen gusto, pero si permitió tales como culo (bum) pedo (fart) mear (piss) y mierda (turd). Un pionero de su tiempo, hoy damos esas palabras como insignificante, pero en aquellos tiempos eran tabú.

Par rizar más el rizo y como se suele decir, un huir hacia adelante, el buen doctor también se inventó palabras, y como él las llamaba, “curiosidades verbales”: “Dios de la Panza” (Belly God): Un glotón y “Aplasta camas” (Bedpresser). Un señor gordo y vago. Esto es solo una muestra de la creatividad de Johnson.

Por supuesto el significado de muchos de los términos recogidos en el diccionario ha sufrido cambios en un significado, por ejemplo, sin hoy decimos que alguien, especialmente si es joven, que es un “high-flyer” (difícil de traducir literalmente, persona de altos vuelos, puede ser) definimos a un joven con ambición, con una carrera profesional dinámica y exitosa. Sin embargo, en el siglo XVIII, un high-flyer era alguien que lleva sus opiniones con extravagancia. “Recipe” es hoy, mayoritariamente, una receta culinaria, pero para Johnson era una prescripción médica (“prescription”).

Desgraciadamente, la lucha de Johnson contra la volatilidad léxica, su naturaleza cambiante, el gran abanico de expresiones nacidas del pueblo (6) y el desorden controlado que es la lengua inglesa para muchos lexicógrafos, Su objetivo de “arreglar” el “desorden” fracasó y como una vez dijo: “He de confesar que durante un tiempo me he alagado a mí mismo, pero ahora comprendo que me he entregado a expectativas que ni la razón ni la experiencia puedan justificar”

Sin embargo, el diccionario de Johnson permanece como un pillar de lo que una persona puede lograr, y yo añadiría, a pesar de su lucha diaria contra en Trastorno Obsesivo Compulsivo (7). Terminaremos con la descripción de la obra que hizo Hitchins (8): “Abunda con relatos, arcanas informaciones, verdades crueles, fragmentos de banalidades y leyendas perdidas” un verdadero tesoro.

Ahora este verdadero tesoro que puede consultar en: www.johnsonsdictionaryonline.com (primera edición – en inglés) gracias a Brandi Besalke. También existe en internet una amplia oferta de las siguientes ediciones.

GLOSARIO:

  1. Dictionary of the English Language
  2. David Garrick (1717 – 1779). Actor, dramaturgo y director de teatro inglés.
  3. Robert Dodley (1704 – 1764). Librero poeta, dramaturgo y escritor inglés.
  4. Conde
  5. Moneda de oro que se utilizó en el Reino Unido antes de adoptarse el sistema decimal en 1971.
  6. Por ejemplo, la abundancia de modismos (idiom) y también el comodín que es el phrasal verb.
  7. ¿Que es el Trastorno Obsesivo Compulsivo?
  8. Henry Hitchins (1974 -). Autor y crítico literario inglés.

AGRADECIMIENTOS:

Richard Nordquist

Thought & Co

The British Library

Jorge Larios

Melilla (España)

20 de agosto de 2018

Un comentario en “EL DICCIONARIO DE JOHNSON

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